domingo, 13 de enero de 2008

Carta a Don Goyo

Hace tan sólo unos días tuve la oportunidad de hablar con mi amigo Goyo, y con espeluznante sorpresa me pude dar cuenta que ya no son pocos los años que lo conozco.
Pensar que, fue el primer jefe oficial que tuve y que lo conocí cuando él apenas tenía apenas tenía 33, era todo un chibolo, ahora ya son casi 39, no sé a dónde fueron a parar todos estos años.

Para poder tener idea de cómo es Goyo, tendría que decir que es del tipo de persona luchadora, emprendedora que se pone metas y cueste lo que cueste las consigue, un muy buen amigo, me salvó de muchas pero también me metió en otras tantas.

Hacia Goyeneche, creo yo, le guardaré siempre un cariño muy especial, pese a que esto me ha conseguido gratuitamente muchas discusiones y broncas, ya que cuando empecé a descubrir lo que era la vida de un adulto, él siempre estuvo ahí, quiero pensar que lo hizo como el hermano mayor que nunca tuve.  Él inyectó en mi, ese deseo perenne de siempre querer ser supervisor, de dirigir grupos de personas eficientemente, así cómo cuando eres jefe tomar el toro por los cuernos.

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